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CONDENARON A UN AÑO Y MEDIO DE PRISIÓN A UN REFERENTE EVANGELICO POR ABUSO SEXUAL

El hecho tuvo lugar  durante los meses de septiembre y octubre del año 2018, en el interior de las instalaciones de una iglesia evangélica, por entonces en calle 24 entre 50 y 51 de nuestra ciudad. 
El hombre de 35 años fue condenado por el juez Miguel Ángel Gaspari a un año y seis meses de prisión, de cumplimiento en suspenso por manosear en la parte íntima del cuerpo a una adolescente de 13 años durante una reunión de jóvenes.

Una tarde de domingo entre los meses de septiembre y octubre de 2018, en el interior de las instalaciones de la Iglesia Bet El, por entonces en calle 24 entre 50 y 51 de Colón, uno de los referentes del templo se aprovechó de su condición de líder de jóvenes de la Iglesia y abusó sexualmente de una adolescente de 13 años manoseando sus partes íntimas, por encime de la ropa, mientras le decía que “estaba muy desarrollada para la edad que tenía», señala la cobertura del caso el diario Semanario El Tiempo de Pergamino.

La coordinadora del Servicio local de Promoción y Protección de los derechos del niño de Colón le dio intervención a la Justicia a partir del relato de una maestra de la Iglesia evangélica.

Según ese testimonio: el sujeto manoseó a la menor durante una reunión de jóvenes en el templo colonense.

La madre de la menor víctima constató que su hija dejó de ir a la iglesia, entonces le preguntó a ella porque estaba faltando y la menor le contó que en una reunión de jóvenes este sujeto salió detrás de ella, fue hasta la cocina y aprovechando que estaban solos le tocó la cola y los pechos por encima de la ropa. El papá contó lo mismo.

La maestra de Escuela Bíblica se cruzó con la adolescente frente al colegio secundario al que concurría y la menor le manifestó: «Seño, ¿viste que no voy más a la iglesia?». Le preguntó que le había pasado y le contó que el referente de grupo de jóvenes la había manoseado y ella se lo había contado a su madre y no la dejaba ir más. Le dijo que él le había tocado la cola y le había dicho que estaba muy desarrollada. Luego le ofreció dinero y le pidió que no contara nada.

La muchachita estuvo un tiempo sin contar lo ocurrido por temor a las represalias de este sujeto, “quien marcaba la disparidad de poder y su función de «líder» a quien ella debía obedecer”, determinó la psicológa encargada de realizar las pericias en base a distintas entrevistas con la víctima.

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